martes, 31 de enero de 2017

! Como así, "no toques el ungido del Señor..."?!


Hay varios pasajes en la Biblia donde aparecen expresiones iguales o similares a los del título de este post:

No permitió que nadie los oprimiese; antes, por amor de ellos castigó a los reyes.  No toquéis, dijo, a mis ungidos, Ni hagáis mal a  mis profetas (1 Crónicas 16: 21-22; Sal 105: 15).

Sin embargo, el pasaje más conocido es aquel en el que David, esta siendo presionado por sus hombres para que aproveche la oportunidad para matar a Saúl en la cueva, dijo: "El Señor me libre de hacer tal cosa contra mi señor, es decir, extender mi mano contra él [Saúl], es el ungido del Señor "(1 Samuel 24: 6). 

En otra ocasión, David impidió con el mismo argumento que Abisai, su hombre de confianza, matase a Saúl que estaba durmiendo confiadamente, "No lo mates, porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová, y será inocente?" (1 Samuel 26: 9). David de tal forma respetaba a Saúl, como ungido del Señor, que no perdonó al hombre que lo mató, "¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Señor"? (2 Samuel 1:14). 


miércoles, 18 de enero de 2017

LA INDIFERENCIA DOCTRINAL

Por R. B. Kuiper
Tomado del libro: El Cuerpo Glorioso de Cristo
Pág. 18-20

La biblia describe a la iglesia como “columna y baluarte de la verdad” (1 Tim. 3:15). Esta es una manera clara y enfática de decir que es función de la iglesia defender la verdad. De la misma manera la Escritura en seña clara y enfáticamente que es tarea de la iglesia proclamar la Palabra de verdad (Por ej. Mat. 28:18-20; Hch. 1:8). Siendo ese el caso, la iglesia no tiene peor enemigo destructivo en su medio que la indiferencia a la verdad.

Hay dentro de la iglesia quienes niegan las doctrinas más importantes de la religión cristiana. Hay los que niegan que la Biblia sea la Palabra infalible de Dios, y consecuentemente las enseñanzas bíblicas sobre la Santa Trinidad, la deidad de Cristo y su sacrificio vicario; y estos negadores se encuentran en los pulpitos de las iglesias y en las cátedras de los seminarios. Esto, por cierto, es del todo deplorable. Pero hay que mencionar un hecho todavía más triste. Es que en la mayoría de los casos la iglesia no se preocupa por echar fuera a esos falsos maestros. Si la iglesia tuviese celo por la verdad, debería desembarazarse de los tales, pero la mayoría de las iglesias no lo ha pensado. Los miembros de las iglesias, por lo general, no saben lo que es la verdad y no se preocupan tampoco por conocerla. Las iglesias están llenas de Pilatos que preguntan con desprecio, “Qué es la verdad” Lo que quieren decir es: “Yo no sé, tú no sabes, nadie sabe, nadie puede saber; dejémonos de hacer sofismas acerca de la verdad”.