Por R. B. Kuiper
Tomado del libro:
El Cuerpo Glorioso de Cristo
Pág. 18-20
La biblia describe a la iglesia
como “columna y baluarte de la verdad” (1 Tim. 3:15). Esta es una manera clara
y enfática de decir que es función de la iglesia defender la verdad. De la
misma manera la Escritura en seña clara y enfáticamente que es tarea de la
iglesia proclamar la Palabra de verdad (Por ej. Mat. 28:18-20; Hch. 1:8). Siendo
ese el caso, la iglesia no tiene peor enemigo destructivo en su medio que la
indiferencia a la verdad.
Hay dentro de la iglesia quienes
niegan las doctrinas más importantes de la religión cristiana. Hay los que
niegan que la Biblia sea la Palabra infalible de Dios, y consecuentemente las enseñanzas
bíblicas sobre la Santa Trinidad, la deidad de Cristo y su sacrificio vicario;
y estos negadores se encuentran en los pulpitos de las iglesias y en las cátedras
de los seminarios. Esto, por cierto, es del todo deplorable. Pero hay que
mencionar un hecho todavía más triste. Es que en la mayoría de los casos la
iglesia no se preocupa por echar fuera a esos falsos maestros. Si la iglesia
tuviese celo por la verdad, debería desembarazarse de los tales, pero la mayoría
de las iglesias no lo ha pensado. Los miembros de las iglesias, por lo general,
no saben lo que es la verdad y no se preocupan tampoco por conocerla. Las iglesias
están llenas de Pilatos que preguntan con desprecio, “Qué es la verdad” Lo que
quieren decir es: “Yo no sé, tú no sabes, nadie sabe, nadie puede saber;
dejémonos de hacer sofismas acerca de la verdad”.
Así ha sucedido que muchas
iglesias protestantes están manchadas con el modernismo, el cual no es una
clase de cristianismo sino una negación del mismo. Algunas de ellas están bajo
el control del liberalismo teológico a tal grado que ya no merecen ser llamadas
iglesias cristianas. Las así llamadas indecisas deben llevar mucho de la culpa.
A menudo se oye decir que el
modernismo, caracterizado por la negación racionalista de los sobrenatural y la
sustitución, bajo la influencia de Friedrich Schleiermacher y Albrecht Ritschl,
de la experiencia religiosa subjetiva por la objetiva revelación divina, ha
sido ahora suplantado por la “nueva ortodoxia” popularmente conocida como el
bartianismo. Si tal cosa fuese cierto, no constituiría grande ganancia, si
hubiese alguna; porque el bartianismo también es esencialmente modernista. Acepta
muchas de las conclusiones de la alta crítica y niega la inspiración plenaria
de la Escritura. Cornelio Van Til no estuvo fuera de foco cuando lo calificó de
el nuevo modernismo. Sin embargo,
simplemente no es cierto que el antiguo modernismo haya desaparecido del todo; y
suponer que así es, constituye una evidencia de una increíble ingenuidad y
carencia casi completa de conciencia doctrinal. La leyenda de que el
liberalismo de Harry Emerson Fosdick ha pasado de moda podría ser una artimaña
por la cual el padre de las mentiras piensa hacer dormir a los fieles. Y no es
de ningún modo inconcebible que el presente dominio del bartianismo llegue a
ser de corta duración. Su flagrante irracionalismo pareciera señalar tal dirección.
Como y cuando tal cosa suceda, el liberalismo clásico, en una forma u otra,
correrá tan fuerte como siempre. Este liberalismo es tan viejo como la iglesia
y sin duda le molestará hasta el fin de la historia. Ahora, como siempre, la
actitud de la iglesia hacia este liberalismo debe de ser de inflexible
tolerancia.
Cuando el arca del pacto había sido
tomada por los filisteos incircuncisos, la viuda del sacerdote Finees dio a luz
un hijo, y le llamó Icabod diciendo: “¡Traspasada es la gloria de Israel!” (1 Sam.
4:21) La pregunta pudiera hacerse hoy mismo, si la gloria de la iglesia no se
ha apartado de ella. Pareciera que aquella palabra Icabod debiera grabarse encima de sus puertas.
Aun así, increíble como parezca,
es aplicable a la iglesia de todas las edades, también de esta, el regocijo del
salmista: “Ama Jehová las puertas de Sion mas que todas las moradas de Jacob. Cosas
gloriosas se han dicho de ti, ciudad de Dios” (Sal. 87: 2,3).
By Presbiterianos Reformados
No hay comentarios:
Publicar un comentario