Hay varios pasajes en la Biblia donde aparecen
expresiones iguales o similares a los del título de este post:
No permitió que nadie los oprimiese; antes, por amor de ellos castigó a los reyes. No toquéis, dijo, a mis ungidos, Ni hagáis mal a mis profetas (1 Crónicas 16: 21-22; Sal 105: 15).
Sin embargo, el pasaje más conocido es aquel en el
que David, esta siendo presionado por sus hombres para que aproveche la
oportunidad para matar a Saúl en la cueva, dijo: "El Señor me libre de hacer
tal cosa contra mi señor, es decir, extender mi mano contra él [Saúl], es el
ungido del Señor "(1 Samuel 24: 6).
En otra ocasión, David impidió con el mismo argumento que Abisai, su hombre de confianza, matase a Saúl que estaba durmiendo confiadamente, "No lo mates, porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová, y será inocente?" (1 Samuel 26: 9). David de tal forma respetaba a Saúl, como ungido del Señor, que no perdonó al hombre que lo mató, "¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Señor"? (2 Samuel 1:14).
Esta negativa de David para matar a Saúl porque él era el ungido del Señor ha
sido interpretado por muchos evangélicos como un principio bíblico que hace
referencia a los pastores y líderes y a ser observado en nuestros días, en las
iglesias cristianas. Para ellos, una vez que los pastores, obispos y
apóstoles son los ungidos del Señor, no se puede levantar una mano contra
ellos, es decir, no se les puede acusar, contradecir, cuestionar, criticar, y
mucho menos mover cualquier acción contraria a ellos. La unción del Señor funciona
como una especie de protección e inmunidad dada por Dios a su ungido. Ir
en contra de ellos es ir en contra de Dios mismo.
Pero, ¿será que esto es lo que enseña la Biblia?
La expresión “ungido del Señor” usado en la Biblia en referencia a los reyes de Israel se debe al hecho de que eran oficialmente escogidos y designados por Dios para ocupar el cargo mediante una unción hecha por un juez o profeta. En el momento, se derramaba aceite sobre su cabeza para separarlo para el cargo. Esto es lo que Samuel hizo con Saúl (1 Samuel 10: 1) y luego con David (1 Samuel 16:13).
La razón por la cual David no quería matar a Saúl era porque reconoció que el, aunque de manera indigna, ocupaba una posición designada por Dios. David no quería ser culpable de matar a uno que había recibido la unción real.
Pero lo que no se puede ignorar es que este respeto por la vida del rey no impidió que David confrontará a Saúl y lo acusara de injusticia y maldad en perseguirlo sin causa (1 Samuel 24:15). David no lo mataría, pero invocó a Dios como juez contra Saúl, delante de todos o del ejército de Israel, y pidió abiertamente a Dios que castigase a Saúl, vengándole a él [David] (1 de Sam 24:12). David también dijo a sus aliados que la hora de Saúl estaba por llegar, cuando el propio Dios lo mataría por sus pecados (1 Sam 26: 9-10).
El Salmo 18 se atribuye a David, que habría escrito sobre "el día en que el Señor lo libró de todos sus enemigos y de la mano de Saúl." No podemos estar bien seguros de la veracidad de esto, pero hay una gran posibilidad de que refleje el momento histórico exacto en que fue compuesto. Siendo así, lo que vemos es a David componiendo un salmo de gratitud a Dios por librarlo del "hombre violento" (Salmo 18:48), por haber tomado venganza de los que lo perseguían (Salmo 18:47).
En resumen, David no quería ser aquella persona que habría de matar al impío rey Saúl, debido a que había sido ungido con aceite por el profeta Samuel para ser rey de Israel. Esto, sin embargo, no impidió a David enfrentarlo, confrontarlo, invocar el juicio y la venganza de Dios contra él, y entregarlo al Señor para que a su tiempo lo castigase debidamente por sus pecados.
Lo que no entiendo es cómo, entonces, ¿alguien puede tomar la historia de David negándose a matar a Saúl, por ser el ungido del Señor, como base para este extraño concepto de que no se puede cuestionar, confrontar, contradecir, no estar de acuerdo e incluso tratar con firmeza a las personas que ocupan posiciones de autoridad en la iglesias cuando llegan a ser reprobables en la doctrina y en la práctica.
No hay duda de que nuestros líderes espirituales merecen todo nuestro respeto y confianza, y que debemos acatar su autoridad – mientras que, por supuesto, son obedientes a la Palabra de Dios, predican la verdad y caminan de manera digna, honesta y veraz. Cuando se tornan reprensibles, deben ser corregidos y amonestados. Pablo aconseja a Timoteo de la siguiente manera, en caso de Presbíteros (obispos / pastores) que pecan:
"Contra un Anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos, a los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman" (1 Timoteo 5: 19-20).
Los "que viven en pecado", por el contexto, es una referencia a los Ancianos (Presbíteros) mencionados en el verso anterior. Estos deben ser reprendidos públicamente.
Pero lo que impresiona incluso es lo siguiente. Los apóstoles de Jesucristo nunca apelaron a una "inmunidad de unción" cuando fueron acusados, perseguidos y despreciados por los propios creyentes. El mejor ejemplo es el del propio apóstol Pablo, ungido por Dios para ser apóstol de los gentiles. Cuantos sufrimientos el no pasó en manos de los creyentes de la iglesia de Corinto, sus propios hijos en la fe!. Copio solo un pasaje de su primera carta dirigida ellos, en la que revela la ironía, el veneno, la malicia y el sarcasmo con que los Corintios lo trataron:
"4: 8 Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!
4:9 Porque según pienso, Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres.
4:10 Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros prudentes en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados.
4:11 Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija.
4:12 Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos.
4:13 Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos.
4:14 No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados.
4:15 Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio.
4:16 Por tanto, os ruego que me imitéis.
4:17 Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias."(1 Corintios 4: 8-17).
Por qué será que yo no encuentro en esta queja de
Pablo una reprensión: "¿Cómo osas levantarte
contra el ungido del Señor?" Hombres de Dios, los verdaderos ungidos por Él
para el trabajo pastoral, no responden a los desacuerdos, las críticas y al
cuestionamiento cerrando las bocas de las ovejas con "no me toques soy
ungido del Señor", sino con el trabajo, los argumentos, la verdad y la
sinceridad.
"No toque al ungido del Señor" es una apelación de aquellos que no tienen ningún argumento y ningún ejemplo para dar como respuesta.
Traducción:
AI Lenin MDS
Fuente: http://tempora-mores.blogspot.mx/2013/04/como-assim-nao-toqueis-no-ungido-do.html
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