viernes, 18 de noviembre de 2016

¿Jesús era cristiano?

Por Augustus Nicodemus Lopes

Mucha gente piensa que sí. Sin embargo, la religión de Jesús no era cristianismo. Te lo explicaré. Jesús no tenía pecado, nunca confesó pecados, nunca pidió perdón a Dios (o a nadie) no fue justificado por la fe, no nació de nuevo, no necesitaba un mediador para llegar al padre, no tenía conciencia ni convicción de pecado y nunca se arrepintió. La religión de Jesús era esa del Edén, antes de la entrada del pecado. Era la religión de la humanidad perfecta, inocente, pura, inmaculada, de perfecta obediencia (CF. Lc 23:41; Jn 8:46; 3:14; 13:28; 2 CO 5:21; Hb 4:15; 7:26; 1 Pe 2:22).

¿Pero el cristiano? bueno, el cristiano es un pecador que fue perdonado, justificado, que nació de nuevo, que aún experimenta la presencia y la influencia de su naturaleza pecaminosa. Sólo puede llegar a Dios a través de un mediador. Tiene conciencia de pecado, se lamenta y se quebranta por ellos, se arrepiente y pide el perdón de Dios. Esto es cristianismo, la religión de la gracia, la única religión realmente adecuada y efectiva para los hijos de Adán y Eva.

Así,  por un lado debemos obedecer los mandamientos de Jesús y seguir su ejemplo, hay un sentido en que nuestra religión es diferente a la de Él.


Cuando las personas no entienden esto, pueden cometer muchos errores. Por ejemplo, podemos pensar que las personas son cristianas simplemente porque son buenas, altruistas, abnegadas, sinceras y honestas, así como lo fue Jesús. Sin duda, Jesús fue todo esto y nos enseñó a ser así, pero no es lo que nos hace cristianos. Las personas pueden ser todo esto sin tener conciencia de pecado, del arrepentimiento y la fe en el sacrificio completo y suficiente de Cristo en la cruz del calvario y su resurrección - que es la condición impuesta en el Nuevo Testamento para que seamos  hechos cristianos.

Este fue, en cierto sentido, el error de los liberales. Al retirar lo sobrenatural de la Biblia, redujeron el Jesús de la historia a un maestro judío, o a un reformador del judaísmo, o a un profeta itinerante, o a un exorcista ambulante o a un contador de parábolas y dichos oscuros, que realmente nunca murió por los pecados de nadie (los liberales no han llegado a una conclusión acerca de quién era realmente el Jesús histórico, mas continúan investigando...). Para los liberales, todas estas doctrinas sobre el sacrificio de Cristo, su muerte y resurrección, el nuevo nacimiento, justificación por la fe, adopción, fe y arrepentimiento, fueron un invento del cristianismo gentil. Ellos culpan especialmente a Pablo por estar inventando cosas que Jesús jamás había dicho o enseñado, especialmente la doctrina de la justificación por la fe.

Como resultado, los liberales concibieron el cristianismo como una religión de normas morales, siendo el más importante el amor al prójimo. Ser cristiano era imitar a Cristo, era amar al prójimo y hacer el bien. Y siendo así, percibieron que no hay diferencia esencial entre el cristianismo y otras religiones, ya que todas enseñan que debemos amar al prójimo y hacer el bien. Hablaron del Cristo oculto en todas las religiones y cristianos anónimos, aquellos que son cristianos por imitar a Cristo sin nunca haber oído hablar de él. Si ser cristiano es imitar a Cristo, vamos a terminar lógicamente en el ecumenismo con todas las religiones.

No hay duda que imitar a Jesús es parte de la vida cristiana. Hay varias partes de la biblia que nos instan a hacer esto. En el nuevo testamento encontramos en varias ocasiones al Señor como ejemplo a imitar. Sin embargo, es bueno prestar atención en lo que el señor Jesús debe ser imitado: procuremos agradar a los demás y no a nosotros mismos (1 Cor 10:33-11:1), en la perseverancia en medio del sufrimiento (1 Ts 1:6), en acogernos los unos a los otros (Rom 15:7), en andar en amor (Efesios 5:23), en despojarnos de nosotros mismos y someternos a la voluntad de Dios (Fil 2:5) y estar dispuestos a sufrir injustamente sin quejas y murmuraciones (1 Pe 2:21). Otros pasajes podrían citarse. Todos ellos, sin embargo, ponen al Señor como un modelo para el cristiano en su actuar, en su pensar, para los que ya eran cristianos.

No me malinterpreten. Lo que intento decir es que para que alguien sea cristiano es necesario que se arrepienta genuinamente de sus pecados y reciba a JESÚS CRISTO POR LA FE, como su único Señor y Salvador. Como resultado, esta persona pasará a imitar a Cristo en el amor, en la renuncia, en la humildad, en la perseverancia, en el sufrimiento. La imitación viene después, no antes. La puerta de entrada al Reino no es ser como Cristo, sino convertirse a él.


By Grupo Presbiterianos Reformados

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