miércoles, 27 de diciembre de 2017

Francis Schaeffer y L´Abri

Por Islem Arellano



L´Abri es un término francés cuyo significado al español es “El Refugio”. El primero fue fundado en los Alpes Suizos en 1955 por el dr. Francis Schaeffer y su esposa Edith, cuando en un acto de fe decidieron abrir su casa como un espacio donde la gente pudiera encontrar respuestas satisfactorias a sus preguntas y demostraciones prácticas de la vida cristiana. Schaeffer fue un teólogo y filósofo cristiano nacido en Filadelfia, EEUU, que también escribió numerosos libros sobre teología, filosofía, cultura general y artes. Entre sus obras más destacadas figuran: ¿Cómo debemos vivir entonces?, Muerte en la Ciudad, Génesis en el tiempo y el Espacio y el tan aclamado Huyendo de la razón, entre muchas obras más.

          Las comunidades de L´Abri son centros de estudio en Europa, Asia y América donde los individuos tienen la oportunidad de encontrar respuestas honestas a cuestionamientos acerca de Dios y del significado de la vida humana. L´Abri cree que el cristianismo explica todos los aspectos de la vida. Estos “Refugios” comenzaron como un sueño entre el pastor Schaeffer y su esposa, pero ahora cuenta con sucursales en Inglaterra, Holanda, Estados Unidos, Canadá, Corea, Australia, Brasil y por supuesto en Suiza.

          Fue llamado “Refugio”, porque ellos querían que proveyera un atenuante para las presiones implacables del silo XX. Con el paso del tiempo, mucha gente fue llegando en busca de respuestas y otros fueron llamados para adherirse al mundo de Schaeffer y más sucursales fueron establecidas. Lo interesante es que lo que comenzó como un sueño particular del pastor y su esposa, luego resultó en una explosiva respuesta de parte de Dios.

          Al principio solo eran invitados los hijos de sus amigos, después estos fueron llamando a otros a unirse a la aventura de viajar al refugio ubicado en los Alpes Suizos a conocer al hombre delgado de percha americana  y con respuestas bíblicas y certeras a niveles teológicos y filosóficos que eran capaces de disipar las dudas de los jóvenes y enfocar verdaderamente su cristianismo. Este noble pastor y afamado teólogo dejó las comodidades que la modernidad le ofrecía para ir a vivir a un lugar apartado, tras el reclamo de iglesias enteras y amigos que le prometían ponerle a la cabeza de grandes y modernos ministerios y frente a las luces de las cámara de televisión que le aseguraban programas en horarios estelares para que toda la gente pudiera ver ostentosamente al misterioso y a la vez fabuloso autor de “Huyendo de la Razón”; no obstante Schaeffer se fue tras un sueño que aparentemente lo mantendría en el anonimato, pero que al paso de los años y como él mismo dijera, “Dios quiso hacer crecer”. Su método poco convincente en términos de mercadotecnia, demostró que es Dios y su amor reflejado en la vida familiar de sus hijos, combinado con un conocimiento verdadero y ordenado de su Palabra lo que verdaderamente impacta en la vida de los jóvenes y de la civilización misma.

          Su método consistía en sentar a un número determinado de jóvenes alrededor suyo y con Biblia en mano, el pastor podría invitarlos a analizar un cuadro renacentista, una réplica de la Venus del Nilo o una pieza musical de la época para desentrañar cosmovisionalmente los anhelos espirituales del autor que lo motivaron a expresar su arte de esa manera, propia de la época en la que había vivido. Su discurso es un golpe certero contra el dualismo filosófico y de práctica que se vive cotidianamente y que afecta a todas las esferas de la vida. Miles de profesionistas, pastores y gente en general han sido impactados por el ministerio fundado por los Schaeffer y sus libros han sido traducidos a muchos idiomas y continúan proveyendo respuestas frescas y razonables para enfocar cosmovisionalmente la vida y el llamado de los jóvenes y de todo cristiano sincero que se acerque fielmente a los pies de Jesucristo para perfeccionar el conocimiento de su soberana Gracia.

Posteado por Presbiterianos Reformados

lunes, 18 de diciembre de 2017

La Reforma y el Trabajo



Por Rev. Hermisten Maia Pereira da Costa

El trabajo puede ser definido como el esfuerzo físico o intelectual con miras a un determinado fin. La palabra "trabajo" viene del latín vulgar tripaliare: torturar con tripalium. Esto se deriva de tripalis, cuyo nombre proviene de su propia constitución gramatical: tres y Palus (palo, madera, leño), que significaba el instrumento de tortura de tres palos. La idea de tortura evolucionó, tomando el sentido de "esforzarse", "trabajar", "obrar" [1] 

Aparte de la etimología, debemos observar que el trabajo presenta las siguientes características:
 
a) implica el uso de energía con el propósito de vencer la resistencia ofrecida por el objeto que se quiere transformar - intencionalmente.
b) El trabajo se propone siempre una transformación.
c) Todo el trabajo está vinculado a una necesidad, externa o interna.
d) Todo trabajo trae como presupuesto fundamental, el concepto de que el objeto sobre el cual se trabaja, de algún modo, puede perfeccionarse mediante el empleo de determinada energía - esfuerzo y perseverancia.

martes, 5 de diciembre de 2017

UNA INVITACIÓN A LA FILOSOFÍA CRISTIANA



POR QUÉ LA FILOSOFÍA ES IMPORTANTE

J. P. MORELAND & WILLIAM LANE CRAIG

En día de otoño en 1980, a veinticinco millas del oeste de Chicago en Wheaton, Illinois. Charles Malik, un distinguido académico estadista, subió al pódium para dar el discurso inaugural del nuevo Billy Graham Center en el campus de Wheaton College. Su tema fue, “Las Dos Tareas del Evangelismo”. Lo que dijo impresionó a su audiencia.

Nos enfrentamos a dos tareas en nuestro evangelismo, les dijo, “salvar el alma y salvar la mente”- es decir, convertir a la gente no solo espiritualmente, sino además intelectualmente. Y la Iglesia, advirtió, se está quedando atrás en esta segunda tarea. Haríamos bien en reflexionar en las palabras de Malik.

viernes, 1 de diciembre de 2017

El fundamento de la Iglesia y la fe


Por Rev. Mauro Meister

En Mateo 16 tenemos el relato de un diálogo entre Jesús y sus discípulos durante un "retiro espiritual" que hicieron por las "región de Cesárea de Filipo" (v. 13). A pesar de las multitudes, de las controversias con los fariseos, con otros adversarios, y de las suplicas diarias que recibía de todo alrededor, el Señor llama a los que estaban más cerca a la reflexión, con la intención de mostrarles algunos de los fundamentos sobre los cuales "su iglesia" continuaría y se afirmaría sobre la faz de la tierra.